"El Coaching es el Arte de modelar tu propio mundo"...
Trecuori
Conciencia Emocional: Las emociones que no gestionas, te controlan
Todos experimentamos emociones, pero no
todos somos capaces de reconocerlas y ponerles nombre. De hecho, ¿sabías que se
han llegado a catalogar unas 250 emociones y sentimientos? Entre la tristeza y
la alegría, entre sentirnos mal o bien, existe un amplio abanico emocional en
el que deberíamos profundizar.
Si no somos capaces de reconocer nuestras
emociones y sentimientos, si no encontramos sus causas y no comprendemos cómo
impactan en nuestros comportamientos y decisiones, no podremos gestionarlos
adecuadamente y terminaremos viviendo en una montaña rusa emocional. Por eso es
tan importante desarrollar la conciencia emocional.
Bruma emocional: Los peligros que entraña no distinguir las emociones
Un estudio muy interesante realizado por
psicólogos de la Universidad de Michigan reveló que las personas que sufren
depresión tienen una característica en común: no distinguen con precisión las
diferencias entre las emociones negativas que experimentan, como la tristeza,
la culpa, la ira y la frustración. Esto podría explicar, al menos en parte, por
qué la depresión es tan difícil de superar.
Para llegar a estas conclusiones los
investigadores les pidieron a personas sanas y a personas que padecían
depresión que reportaran sus emociones en momentos concretos a lo largo de una
semana. Así descubrieron que a las personas deprimidas les resultaba muy
difícil distinguir entre las diferentes emociones negativas.
Estas personas estarían sumidas en una
especie de “bruma emocional”, la cual se genera cuando no somos capaces de
distinguir las emociones y etiquetarlas. El problema es que ese estado puede
agravar estados como la depresión o la ansiedad. De hecho, es difícil mejorar
nuestra vida si no sabemos exactamente cómo nos sentimos sobre algunos de sus
aspectos.
Por ejemplo, ¿te imaginas qué difícil sería
saber cuándo ha llegado el momento de llenar el tanque de combustible si no
tuvieras ese indicador en el salpicadero del coche? Algo similar ocurre con
nuestro estado emocional, no podemos mejorar o utilizar las emociones a nuestro
favor si no sabemos cómo nos sentimos y por qué.
¿Qué sucede en el cerebro cuando etiquetamos una emoción?
Un estudio llevado a cabo en la UCLA
desveló qué ocurre en nuestro cerebro cuando etiquetamos las emociones
negativas. Estos neurocientíficos les pidieron a un grupo de participantes que
vieran imágenes en las que aparecían rostros enfadados o con miedo.
Esas imágenes incrementaban la actividad en
la amígdala, una región del cerebro íntimamente vinculada con las emociones que
actúa como una alarma cuando detecta un posible peligro y desencadena una serie
de cambios fisiológicos que nos preparan para huir o atacar. De hecho, se ha
apreciado que la amígdala responde intensamente incluso ante imágenes
subliminales, que nuestra conciencia no capta.
En este punto, los investigadores se
preguntaron si el simple hecho de etiquetar esas emociones podría atenuarlas y
disminuir el nivel de activación de la amígdala. A continuación, les pidieron a
los participantes que identificaran las emociones que estaban viendo. Los
resultados fueron asombrosos: casi inmediatamente la actividad de la amígdala
comenzó a disminuir, mientras se activaba la corteza pre frontal ventrolateral,
una zona vinculada con el pensamiento, la inhibición del comportamiento y el
procesamiento racional de las emociones.
En práctica, lo que sucede es que cuando
etiquetamos lo que sentimos nos vemos obligados a activar la parte más racional
del cerebro. Esa zona echa una especie de “freno de mano”, evitando que las
emociones tomen el control. Al entender lo que nos ocurre, el impacto emocional
negativo disminuye y hace que las emociones sean menos dolorosas.
Un programa para desarrollar la conciencia emocional
La conciencia emocional es la capacidad
para reconocer nuestras emociones, identificarlas y ponerles un nombre. Esto
significa, ante todo, la posibilidad de experimentar y reconocer múltiples
emociones, sentimientos y estados de ánimo. También implica que la persona
domina un vocabulario emocional suficientemente rico que le permita expresar
exactamente lo que siente.
Sin embargo, la conciencia emocional no se
limita a reconocer y etiquetar las emociones sino que también significa
comprender cómo impactan en nuestros comportamientos y pensamientos. Además,
implica saber qué estamos sintiendo y por qué, encontrar la causa de esos
estados y, sobre todo, aprender a usarlos a nuestro favor.
No nacemos con una conciencia emocional,
esta se va desarrollando poco a poco, a medida que vamos experimentando nuevas
emociones y los adultos que nos rodean nos ayudan a etiquetarlas y
gestionarlas. Desgraciadamente, en muchos casos ese aprendizaje no se produce y
la conciencia emocional se atrofia. Eso no significa que la persona no sea
capaz de experimentar muchísimas emociones y sentimientos, sino que no es capaz
de reconocerlos y, por ende, le resulta mucho más complicado gestionarlos.
La buena noticia es que la conciencia
emocional se puede potenciar en cualquier etapa de la vida. Y cada vez se busca
más el Coaching para aprender reconocer
y gestionar las emociones….
En un Proceso de Coaching, ya sea personal,
u organizacional, descubrimos que la conciencia emocional, nos lleva a
relacionarlos con los que nos rodean de una forma asertiva, teniendo una mejor
comunicación, pues conociéndome y relacionándome mejor conmigo… me relaciono
mejor con el otro.
A lo largo de 7-8 sesiones el Coachee podrá
profundizar en el universo emocional a través de herramientas que facilitan el
descubrimiento, la experimentación, la profundización y la gestión de las
emociones.
Fuente:
rinconpsicología
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